Miércoles 11 de Abril de 2012.
Gustavo Martinelli
LA GACETA
gmartinelli@lagaceta.com.ar
Tesoros de Tucumán.
Algunos de los elementos que fueron utilizados durante más de un siglo en los Talleres Ferroviarios de Tafí Viejo pueden descubrirse en un museo. Hay maquetas, vestimenta, fotos, maquinarias, mobiliario y herramientas. Ideal para los chicos.
Cuenta la leyenda que cuando el majestuoso Titanic chocó contra el iceberg el fatídico 14 de abril de 1912, el capitán hizo sonar insistentemente la enorme sirena de bronce, pidiendo auxilio. Pero nadie acudió en su ayuda. Sin embargo, ese sonido quedó grabado para siempre en la memoria de los sobrevivientes. A tal punto que incluso, muchos años después del naufragio, varios de los que fueron rescatados se despertaban a mitad de la noche, sobresaltados porque escuchaban el sonido de aquel silbato dorado.
Si la historia es cierta o no, poco importa. Lo que sí es cierto -y muchos ignoran- es que esa sirena que funcionaba a vapor tiene una hermana en Tafí Viejo: la sirena de bronce de casi dos metros de alto, que sonó durante más de 70 años en los Talleres Ferroviarios. Construída simultáneamente junto a su gemela del Titanic, esta sirena se escuchaba en toda la ciudad y convocaba a los trabajadores a sus tareas a las 5, 5.20 y 5.30 de la mañana. Yo recuerdo de niño sus últimos estertores, cuando la enorme fábrica agonizaba y casi no quedaban empleados para convocar. Escucharla a la madrugada, en medio del sopor y la desorientación, le creaba a uno la sensación de encontrarse justamente dentro de un buque, o bien en un campo de guerra. Hoy esa sirena (que aún funciona y pesa unos 300 kilos) es la estrella del Museo de los Talleres, ubicado en uno de los enormes galpones de la fábrica.
"Este museo nació como homenaje a la cultura ferroviaria que dio origen a la ciudad y también para proteger los pocos bienes que nos quedan", explica Ramón Martínez, presidente de la Asociación Amigos del Museo y los Talleres Ferroviarios. Tal vez por eso, los objetos que se exhiben aquí son variados y asombrosos. Algunos de ellos fueron donados por familias taficeñas, pero la inmensa mayoría ha sido recuperada de los mismos talleres. Como por ejemplo el mobiliario que se usaban en las oficinas, o las herramientas utilizadas. Hasta las viejas máquinas de escribir (que aún funcionan) están expuestas como testimonio de una época que ya no volverá. Una de las atracciones del museo que más llama la atención a los visitantes es la réplica del tren de pasajeros con aire acondicionado que se inauguró en los años 50. En la maqueta están representados un coche de pasajeros y un coche comedor a todo lujo.
En una de las paredes hay exhibidores con las medallas de bronce de los empleados, cada una con su número. "Con estas medallas se controlaba la asistencia. Era un complejo sistema que requería un trabajo logístico importante y aceitado", relató Martínez. Muchas de esas medallas fueron entregadas por las familias de los ex trabajadores.
Misterio y melancolía
En el amplio salón hay también un objeto sencillo pero misterioso. Se trata de una vieja caja fuerte de hierro forjado cuya cerradura permanece inalterable. "La encontramos en una de las oficinas, repleta de polvo y olvidada en un rincón. Hemos intentado abrirla para ver qué contiene, pero no pudimos. No tenemos la llave y sospechamos que la cerradura que se ve no es la real. Posiblemente haya alguna cerradura secreta que desconocemos. Por lo pronto sabemos que algo tiene adentro, pero desconocemos exactamente qué es. Podrían ser papeles, viejos documentos, fotos o algunos objetos", conjeturó Martínez.
Todo en el salón resuma melancolía. Desde la vetusta boletería de hierro que se encontraba en la estación y donde se vendían los pasajes hacia distintos destinos, hasta los trajes y cascos de los obreros, que permanecen colgados de las paredes como esperando el regreso de sus dueños. Pero tal vez lo que ilustra mejor la realidad de los talleres es ese grupo de ladrillos que se amontonan en una mesa de madera y que se cayeron de la chimenea de 50 metros hace más de 30 años. "Esos ladrillos tienen un tamaño especial y un sello que indica que fueron realizados en los mismos talleres. Conformaban la corona de la chimenea, hecha en hierro fundido. Pero como había una falla en los tornillos que sostenían los ladrillos, comenzaron a caerse. Sobre todo después de que un rayo pegó sobre la corona en 1981", apuntó Martínez.
Hoy toda la chimenea está en riesgo y se desmorona lentamente; tal como sucede con lo que queda de los talleres. Y uno asume que los escombros son como las cenizas de un admirable fuego; una alegoría que nos recuerda que nosotros somos de alguna manera aquello que hemos perdido.
La incógnita de la caja fuerte
En el museo se exhibe también una caja fuerte rescatada de una oficina que nunca pudo ser abierta. No existe la llave y se cree que tiene documentación o fotos viejas.
Lecturas sobre las vías
Uno de los orgullos de la Asociación Amigos del Museo es este vagón restaurado, en el que funciona una biblioteca. Está estacionado justo al frente del museo.
Boleteria cerrada
Esta es la ventanilla de hierro que se usaba en la boletería de la estación de tren de Tafí Viejo. Hasta se conservó el cartelito de las encomiendas y los precios.
Una sala de reunión
Entre el mobiliario del museo hay unos sillones de madera tallada que pertenecían a una de las salas de reunión que había en la administración del taller.
Teléfono móvil
Esta caja encierra un teléfono que se llevaba por las vías cada vez que se hacían trabajos de campo. Se lo conectaba a los cables de la red telefónica para llamar al taller.
Los ladrillos de la corona
Caídos en 1980 desde la cúspide de la gran chimenea de los talleres, estos ladrillos exhiben un sello y una numeración especial.
De todo como en botica
En el museo se pueden apreciar algunos de los implementos utilizados por los trabajadores. Hay desde botas de goma y cuero, hasta lentes y cascos protectores.
Un viejo escritorio y su máquina
En una parte del salón se exhibe uno de los escritorios con su respectiva máquina de escribir, rescatado de una de las oficinas administrativas del taller.
La zorra multitrocha
Otro de los elementos que llama la atención es esta zorra que se usaba para desplazarse en las vías. Tiene un eje con una rueda que se ajusta al tamaño de la trocha.
Ejemplo de ruedas
Una maqueta muestra en detalle el sistema de ruedas que tenían los vagones y también la locomotora. El más utilizado era el de trocha angosta.
- El museo del ferrocarril está ubicado en avenida Sáenz Peña 234 (Tafí Viejo).
- La chimenea de ladrillos del taller tiene ocho metros de diámetro.
- Unas 5.663 personas trabajaban en los talleres hacia 1950.
- En 2005 se formó la asociación que mantiene viva la memoria ferroviaria taficeña.
http://www.lagaceta.com.ar/nota/485568/sirena-hermana-al-titanic-tafi-viejo.html?=mlt
Gustavo Martinelli
LA GACETA
gmartinelli@lagaceta.com.ar
Tesoros de Tucumán.
Algunos de los elementos que fueron utilizados durante más de un siglo en los Talleres Ferroviarios de Tafí Viejo pueden descubrirse en un museo. Hay maquetas, vestimenta, fotos, maquinarias, mobiliario y herramientas. Ideal para los chicos.
RESTAURADA. Una de las viejas locomotoras que habitaban los talleres fue arreglada en 2010 para su exhibición. LA GACETA / FOTOS DE FRANCO VERA. |
Cuenta la leyenda que cuando el majestuoso Titanic chocó contra el iceberg el fatídico 14 de abril de 1912, el capitán hizo sonar insistentemente la enorme sirena de bronce, pidiendo auxilio. Pero nadie acudió en su ayuda. Sin embargo, ese sonido quedó grabado para siempre en la memoria de los sobrevivientes. A tal punto que incluso, muchos años después del naufragio, varios de los que fueron rescatados se despertaban a mitad de la noche, sobresaltados porque escuchaban el sonido de aquel silbato dorado.
DE TODO COMO EN BOTICA. En el museo se pueden apreciar algunos de los implementos utilizados por los trabajadores. |
Si la historia es cierta o no, poco importa. Lo que sí es cierto -y muchos ignoran- es que esa sirena que funcionaba a vapor tiene una hermana en Tafí Viejo: la sirena de bronce de casi dos metros de alto, que sonó durante más de 70 años en los Talleres Ferroviarios. Construída simultáneamente junto a su gemela del Titanic, esta sirena se escuchaba en toda la ciudad y convocaba a los trabajadores a sus tareas a las 5, 5.20 y 5.30 de la mañana. Yo recuerdo de niño sus últimos estertores, cuando la enorme fábrica agonizaba y casi no quedaban empleados para convocar. Escucharla a la madrugada, en medio del sopor y la desorientación, le creaba a uno la sensación de encontrarse justamente dentro de un buque, o bien en un campo de guerra. Hoy esa sirena (que aún funciona y pesa unos 300 kilos) es la estrella del Museo de los Talleres, ubicado en uno de los enormes galpones de la fábrica.
UN VIEJO ESCRITORIO. En una parte del salón se exhibe uno de los escritorios con su respectiva máquina de escribir. |
"Este museo nació como homenaje a la cultura ferroviaria que dio origen a la ciudad y también para proteger los pocos bienes que nos quedan", explica Ramón Martínez, presidente de la Asociación Amigos del Museo y los Talleres Ferroviarios. Tal vez por eso, los objetos que se exhiben aquí son variados y asombrosos. Algunos de ellos fueron donados por familias taficeñas, pero la inmensa mayoría ha sido recuperada de los mismos talleres. Como por ejemplo el mobiliario que se usaban en las oficinas, o las herramientas utilizadas. Hasta las viejas máquinas de escribir (que aún funcionan) están expuestas como testimonio de una época que ya no volverá. Una de las atracciones del museo que más llama la atención a los visitantes es la réplica del tren de pasajeros con aire acondicionado que se inauguró en los años 50. En la maqueta están representados un coche de pasajeros y un coche comedor a todo lujo.
GEMELA. La sirena de bronce que sonaba a la madrugada. |
En una de las paredes hay exhibidores con las medallas de bronce de los empleados, cada una con su número. "Con estas medallas se controlaba la asistencia. Era un complejo sistema que requería un trabajo logístico importante y aceitado", relató Martínez. Muchas de esas medallas fueron entregadas por las familias de los ex trabajadores.
EJEMPLO DE RUEDAS. Una maqueta muestra en detalle el sistema de ruedas que tenían los vagones. |
Misterio y melancolía
En el amplio salón hay también un objeto sencillo pero misterioso. Se trata de una vieja caja fuerte de hierro forjado cuya cerradura permanece inalterable. "La encontramos en una de las oficinas, repleta de polvo y olvidada en un rincón. Hemos intentado abrirla para ver qué contiene, pero no pudimos. No tenemos la llave y sospechamos que la cerradura que se ve no es la real. Posiblemente haya alguna cerradura secreta que desconocemos. Por lo pronto sabemos que algo tiene adentro, pero desconocemos exactamente qué es. Podrían ser papeles, viejos documentos, fotos o algunos objetos", conjeturó Martínez.
BOLETERÍA CERRADA. Esta es la ventanilla de hierro que se usaba en la boletería. |
Todo en el salón resuma melancolía. Desde la vetusta boletería de hierro que se encontraba en la estación y donde se vendían los pasajes hacia distintos destinos, hasta los trajes y cascos de los obreros, que permanecen colgados de las paredes como esperando el regreso de sus dueños. Pero tal vez lo que ilustra mejor la realidad de los talleres es ese grupo de ladrillos que se amontonan en una mesa de madera y que se cayeron de la chimenea de 50 metros hace más de 30 años. "Esos ladrillos tienen un tamaño especial y un sello que indica que fueron realizados en los mismos talleres. Conformaban la corona de la chimenea, hecha en hierro fundido. Pero como había una falla en los tornillos que sostenían los ladrillos, comenzaron a caerse. Sobre todo después de que un rayo pegó sobre la corona en 1981", apuntó Martínez.
TELEFONO MOVIL. Esta caja encierra un teléfono que se llevaba por las vías cada vez que se hacían trabajos de campo. |
Hoy toda la chimenea está en riesgo y se desmorona lentamente; tal como sucede con lo que queda de los talleres. Y uno asume que los escombros son como las cenizas de un admirable fuego; una alegoría que nos recuerda que nosotros somos de alguna manera aquello que hemos perdido.
La incógnita de la caja fuerte
En el museo se exhibe también una caja fuerte rescatada de una oficina que nunca pudo ser abierta. No existe la llave y se cree que tiene documentación o fotos viejas.
LA ZORRA. Otro de los elementos que llama la atención es esta zorra que se usaba para desplazarse en las vías. |
Lecturas sobre las vías
Uno de los orgullos de la Asociación Amigos del Museo es este vagón restaurado, en el que funciona una biblioteca. Está estacionado justo al frente del museo.
Boleteria cerrada
Esta es la ventanilla de hierro que se usaba en la boletería de la estación de tren de Tafí Viejo. Hasta se conservó el cartelito de las encomiendas y los precios.
UNA SALA DE REUNION. Entre el mobiliario del museo hay unos sillones de madera tallada. |
Una sala de reunión
Entre el mobiliario del museo hay unos sillones de madera tallada que pertenecían a una de las salas de reunión que había en la administración del taller.
Teléfono móvil
Esta caja encierra un teléfono que se llevaba por las vías cada vez que se hacían trabajos de campo. Se lo conectaba a los cables de la red telefónica para llamar al taller.
LECTURAS SOBRE LAS VÍAS. Uno de los orgullos de la Asociación Amigos del Museo es este vagón restaurado. |
Los ladrillos de la corona
Caídos en 1980 desde la cúspide de la gran chimenea de los talleres, estos ladrillos exhiben un sello y una numeración especial.
De todo como en botica
En el museo se pueden apreciar algunos de los implementos utilizados por los trabajadores. Hay desde botas de goma y cuero, hasta lentes y cascos protectores.
LA INCÓGNITA DELA CAJA FUERTE. En el museo se exhibe también una caja fuerte rescatada de una oficina que nunca pudo ser abierta. |
Un viejo escritorio y su máquina
En una parte del salón se exhibe uno de los escritorios con su respectiva máquina de escribir, rescatado de una de las oficinas administrativas del taller.
La zorra multitrocha
Otro de los elementos que llama la atención es esta zorra que se usaba para desplazarse en las vías. Tiene un eje con una rueda que se ajusta al tamaño de la trocha.
Ejemplo de ruedas
Una maqueta muestra en detalle el sistema de ruedas que tenían los vagones y también la locomotora. El más utilizado era el de trocha angosta.
- El museo del ferrocarril está ubicado en avenida Sáenz Peña 234 (Tafí Viejo).
- La chimenea de ladrillos del taller tiene ocho metros de diámetro.
- Unas 5.663 personas trabajaban en los talleres hacia 1950.
- En 2005 se formó la asociación que mantiene viva la memoria ferroviaria taficeña.
http://www.lagaceta.com.ar/nota/485568/sirena-hermana-al-titanic-tafi-viejo.html?=mlt
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