martes, 29 de abril de 2014

Los desvíos de ingenios en el auge azucarero

Martes 29 de Abril de 2014.

Alberto Horacio Elsinger
LA GACETA
aelsinger@lagaceta.com.ar

El ferrocarril llegó a Tucumán en 1876. Pero al añadirse en la década siguiente la protección arancelaria, la ayuda financiera estatal, la llegada de nuevas líneas y la construcción de desvíos a ingenios y cargaderos en sus cañaverales, recién se consolidó la industria azucarera. En 1912 existían nueve fábricas con vías de trocha ancha y métrica; dos con ancha y 23 con angosta.



En relación al aprendizaje y formación de sus discípulos, el filósofo y matemático francés René Descartes (1596-1650), solía sugerirles: “dos cosas contribuyen a avanzar: ir más de prisa que los otros o ir por el buen camino”.

El pensamiento bien podría aplicarse a la llegada del ferrocarril a Tucumán, en octubre de 1876. Si bien Télfener lo construyó en cuatro años -con toda premura- no lo terminó en forma apropiada y en varios tramos del tendido empleó insumos de dudosa calidad, lo cual provocó numerosas reparaciones en la línea, antes de que se prolongara hacia Salta y Jujuy.

Una opción forzosa

La construcción del tramo ferroviario Córdoba-Tucumán, en el último cuarto del siglo XIX, fue una tarea del Estado nacional. Pero esa opción final no era la preferida por las autoridades, ya que para construir este troncal el Estado necesitó apelar al endeudamiento externo. Así, el capital europeo comienza a explotar el ferrocarril, con lo cual genera una vinculación de mutua necesidad con la industria azucarera.

“Los beneficios producidos por el ferrocarril, si bien evidentes, no fueron tan rápidos ni tan espectaculares como se había previsto”, destacó Víctor Hugo Rossi, consultor de transporte ferroviario. “La llegada de los rieles -añadió- aumentó las expectativas económicas de los empresarios y del Estado provincial; expectativas que debido a una serie de problemas técnicos y de conflictos con la concesionaria de la construcción no se cumplieron en su totalidad y pronto, los productores azucareros descubrieron que con el ferrocarril no era suficiente”.

El letrado aclaró que con la protección arancelaria, la ayuda financiera estatal y la llegada de nuevas líneas se sumarían la década siguiente para consolidar la industria. “El crecimiento azucarero obtuvo enormes ventajas de la llegada de los rieles, pero sus efectos no deben exagerarse”, opinó.

Desde esa óptica, 1876 es un hito para algunas cuestiones. Sin embargo, el crecimiento de la industria, si bien fue rápido a partir de esos años, careció de la forma eruptiva que las autoridades locales y los productores azucareros habían deseado. “Por eso hubo que esperar hasta la década de 1880 para resolver los problemas financieros y de mercado que condicionaban el avance”, puntualizó Rossi.

Limitaciones

El Central Norte nació y llegó a Tucumán con muchas limitaciones. No sólo para propiciar una revolución industrial sino también para impulsar, como esperaban, el modelo elegido de desarrollo local. “Pero el trazado no llegaba a la mayoría de los ingenios y por ello, entre 1885 y 1890, -afirma Sánchez Román en La dulce crisis- se realizó una nueva obra: la creación del Ferrocarril del Noroeste Argentino (1888), que abastecía a 16 de los 34 ingenios, o línea del sur. Después el Poder Ejecutivo Nacional privatizó la mayor parte del Central Norte (1888) y transfirió El Provincial (1890), en beneficio del Central Córdoba, de capitales británicos. Asimismo había dispuesto llevar las vías al límite con Bolivia. Y al haber más interés en prolongar las vías de los troncales se perjudicó el tendido de desvíos o rieles internos hasta los ingenios”.

Vapor por hidráulica

Aunque al iniciarse la década de 1870, el proceso de renovación tecnológica de los ingenios ya había comenzado, la incorporación de maquinaria europea a vapor -principalmente francesa- sustituyó al anterior sistema de producción basado en la energía hidráulica. En 1874, según el Archivo Histórico de la provincia, había 78 ingenios azucareros en la provincia. Estos se convirtieron en 82 en 1882: cuatro más que en igual cantidad de años transcurridos.

Asimismo, “el ferrocarril -de acuerdo a un texto de Schleh- también facilitó la renovación tecnológica, con la incorporación de maquinarias por $2 millones de esa época.

Pero, como el esfuerzo inversor no pudo ser afrontado por todos los productores y el ferrocarril ayudó indirectamente a un ajuste industrial a través de la ampliación de las escalas, en 1881 quedaban 34 fábricas azucareras, pero más grandes y con mejor tecnología”. En realidad este fue el único lugar donde se dio el ajuste. En todos los demás aspectos de la producción los resultados fueron expansivos, aunque quizás no tan automáticos como se esperaba.

Consolidación

La estructura ferroviaria tucumana se consolidó entre 1888 y 1909 cuando se completaron todos los trazados de los que iba a disponer la provincia hasta la gran guerra. En 1897 la mayor parte de esa infraestructura ya estaba realizada; faltaban algunos ramales a excepción de algunos a los ingenios y del desatendido departamento ganadero de Burruyacu, que sería atendido por un ramal de 40 kilómetros que se comenzó a trazar a partir de esa fecha, de trocha ancha y de propiedad el ex Ferrocarril Central Argentino (ex Mitre)

En 1912 ya había más de 900 km de vías de desvíos para los ingenios y cargaderos de esa fabricas azucareras de toda la provincia, con una notoria concentración en el área del Gran Tucumán. Fábricas como Concepción, Florida, La Esperanza, Luján, El Paraíso, San Juan, Lastenia, San Miguel y Cruz Alta, contaban con vías de trocha métrica y ancha.

http://www.lagaceta.com.ar/nota/588475/sociedad/desvios-ingenios-auge-azucarero.html

lunes, 21 de abril de 2014

La fugaz visita de Curtis a Tucumán

 Lunes 21 de Abril 2014.

“Don’t touch me! (¡No me toque!)...” protestaba, visiblemente molesto, Tony Curtis cuando descendió del coche pullman del tren “El Tucumano” mientras los fans lo rodeaban para pedirle un autógrafo. “Controló el número de sus valijas y salió apresuradamente (del andén de la estación Sunchales del Ferrocarril Mitre, en Corrientes al 1.000) seguido por sus admiradores que gritaban y aplaudían. Rápidamente abandonó el hall de la estación y se dirigió hacia el sedán negro (Káiser Carabela) que lo esperaba estacionado sobre la acera de la plaza Alberdi.

EN SALTA. Tony Curtis junto a su esposa de entonces, Janet Leigh y sus hijas Kelly (izquierda) y Jamie Lee. FOTO GENTILEZA DE RICARDO BRUNETTI.


Allí se refugió de sus simpatizantes, que rodearon el automóvil imposibilitando toda maniobra. Los más exaltados pedían que fuera encendida la luz interior del coche para poder ver a su favorito. Cuando ello les fue concedido estallaron en una salva de aplausos que hizo sonreír tenuemente al actor.

Lamentablemente el auto abandonó la estación para dirigirse al Hotel Premier donde los únicos admiradores que tuvo Curtis fueron los miembros del personal de servicio y bedelía (conserjería) que ya lo esperaban”. De esta manera reflejó la fugaz visita del popular actor de Hollywood, el cronista de LA GACETA que cubrió el evento un fin de semana de octubre. Curtis había pasado por Tucumán rumbo a Salta, para sumarse a la filmación de la inolvidable película “Taras Bulba”, que produjo Harold Hecht con un aporte de 70 millones de dólares.

Cuatro columnas 

“TONY CURTIS PASO POR ESTA/ CIUDAD EN VIAJE HACIA SALTA”. Así, con letras mayúsculas y a cuatro columnas, tituló LA GACETA en la página 7, de la edición del lunes 9 de octubre de 1961, sobre la fugaz visita de Curtis,. El actor aparece retratado en dos fotos de la misma página (una en el pullman del tren) y otra con piloto gris y valija caminando por el andén. La bajada, a dos columnas, destaca “Llegó en El Tucumano y durmió en un hotel”. Y, en el sumario, también a dos columnas, describe: “Estaba cansado y de mal humor. Se enojó con un changador. Promesa no cumplida”.

Viajó en tren

Curtis vino en tren porque desde que murió un familiar muy cercano a él en una tragedia aérea jamás viajaba en avión. En Tucumán primero, a través de un telegrama enviado por el director de cine argentino Kurt Land, reservó tres habitaciones en el Savoy Hotel: una para él; otra para su secretario y la tercera para el chofer. Pero Simón Silva, de la empresa que lo trasladó a Salta, anuló las reservas, a las 20.30 del sábado y las trasladó al hotel Premier. Después se anunció que llegaría por vía aérea.



Pero en el aeropuerto se informó que los vuelos se habían cancelado por el mal tiempo reinante. Al final vino en el tren El Tucumano. Este debía llegar a las 0.45 pero lo hizo con dos horas de atraso (2.45). Pese a la hora hubo mucho público en el andén.

Tony Curtis (1925- 2010) filmó más de 100 películas. Era hijo de húngaros. En la segunda guerra mundial sirvió en un submarino. Célebre por su pinta de galán, se lució en “Una Eva y dos adanes” con Jack Lemmon y Marilyn Monroe y en “Trapecio” con Gina Lollobrigida y Burt Lancaster. Es recordado también por la serie de TV “Dos tipos audaces” con Roger Moore.

http://www.lagaceta.com.ar/nota/587389/ocio-espectaculos/fugaz-visita-curtis-tucuman.html

domingo, 13 de abril de 2014

Restauran la histórica locomotora que usaron Yrigoyen y Perón

13.04.2014

"LA EMPERATRIZ".

La locomotora presidencial 191 del Ferrocarril Central Argentino, conocida como "La Emperatriz" y que trasladó a Hipólito Yrigoyen y Juan D. Perón, entre otras personalidades, fue restaurada y puesta en las vías recientemente por una asociación civil rosarina.



La máquina a vapor, diseñada en Rosario hace un siglo y construida en Escocia por la North British Locomotive Company Limited, en 1914, fue dada de baja en 1968 y desde entonces permanecía como chatarra en los galpones ferroviarios de la vecina localidad de Pérez, en el sur santafesino.

De allí la rescató el Ferroviario Club Central Argentino (FCCA), una asociación civil sin fines de lucro.

Como en sus mejores épocas, la locomotora insignia del Ferrocarril argentino que supo conducir el célebre maquinista Francisco Savio transitó la semana pasada las vías entre Pérez y Rosario, en homenaje a los 100 años de su construcción y previa autorización especial para recorrer ese trayecto.

Con su chimenea lanzando humo y el sonar del clásico silbato a vapor, la mítica Locomotora Presidencial que trasladó a Yrigoyen, Perón, Evita, el príncipe italiano Umberto di Savoia y al duque de Windsor, despertó a su paso el asombro de los pobladores.

Restaurar y poner en las vías a La Emperatriz, con todas sus piezas originales, es una empresa que "sólo pueden llevar adelante quienes de verdad aman los ferrocarriles", y si algo une a los miembros del FCCA "es la pasión por los trenes", dijo a Télam el ingeniero José Ciancia, miembro de la entidad y promotor de la idea.

Ciancia contó que ese fervor comenzó en 1987, cuando integraban una asociación de ferromodelismo en Rosario, aunque tres de sus socios en realidad no mostraban "mucho interés por esa actividad específica. Nos gustaban los trenes de verdad", dijo.

Así es que después de largos papeleos y comunicaciones con la antigua empresa Ferrocarriles Argentinos les cedieron un ramal dentro de la Estación Rosario Central y un furgón de encomiendas. "En su interior preparamos la maqueta y ahí iniciamos los trámites para que nos dieran la locomotora 191 para restaurarla", contó.

Esa pasión por los trenes a vapor fue aumentando hasta que en 2001 el reducido grupo fundó el club. "Nos tuvimos que trasladar a Pérez, donde estaba La Emperatriz, que queríamos restaurar", indicó Ciancia.

Tras 14 años de trámites y permisos oficiales, en 2001 comenzó la tarea "y después de 7.000 horas de trabajo, en el 2003 pudimos poner por primera vez en vapor a la máquina", que traccionaba vagones de pasajeros, resumió el ingeniero.

La Emperatriz, detalló, cuenta con ruedas de gran diámetro, "o sea que tiene toda la potencia aplicada en la velocidad, y no en la fuerza", y es "de trocha ancha" (1,676 metros).

Durante casi 50 años, desde Yrigoyen a Perón y Evita, presidentes, vices y personalidades de la época viajaron en la 191.

Otras nueve máquinas de la serie fueron desguazadas y cortadas con soplete. "La Emperatriz fue preservada y restaurada por su alto valor patrimonial", señaló.

El objetivo es "que no se pierda" el patrimonio, para que "si un día se hace un Museo Ferroviario en nuestra región, tengamos material para mostrar. Que haya trenes, locomotoras de 100 años atrás", apuntó Ciancia.

Numerosas piezas de la locomotora fueron fabricadas por los 30 integrantes de la FCCA y hasta los vecinos del pueblo de Pérez colaboraron en su restauración, aportando ladrillos refractarios originales para el horno de la máquina a vapor.

La pintura y fileteado estuvo a cargo de Daniel Rojo, quien dejó a la locomotora con su color original (negro, con detalles rojos en las ruedas y el escudo argentino en el frente) y además se ocupa de restaurar los coches del viejo Ferrocarril Central, que estaban revestidos con madera de cedro o nogal.

La locomotora 191 tenía asignado el trayecto Rosario-Retiro y eventualmente cubría los destinos Rosario-Córdoba, o Tucumán, en una época en que los trenes se conocían por los nombres de "El Flecha", "El rosarino", "El porteño" o "El Panamericano".

http://www.telam.com.ar/notas/201404/59239-restauran-la-historica-locomotora-que-usaron-yrigoyen-y-peron.html

martes, 8 de abril de 2014

Candioti Norte, el barrio que conserva huellas del ferrocarril.

Martes 08 de abril de 2014.

EN SU INTERIOR, ALOJA A LA EX ESTACIÓN FERROVIARIA BELGRANO.

Luego del nacimiento de Candioti Sur, bulevar Gálvez se pobló hacia el norte entre las calles Rivadavia y Vélez Sarsfield. Hoy es un barrio tradicional que ofrece una variada oferta gastronómica y encierra edificios históricos. Pero que también clama por seguridad.

La estación de trenes. La Estación Belgrano -conocida en sus orígenes como Estación Ferrocarril Central Norte- es uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad. Su construcción data de 1912 y demoró casi una década en terminarse. Tras varios años de abandono, la Municipalidad recuperó el edificio. Hoy es un centro de exposiciones, convenciones y ferias, ofrece espacios amplios y cómodos para la circulación y montaje de muestras, stands, reuniones y eventos de diversa envergadura. Allí también funcionan oficinas municipales.


Candioti Norte recibió ese nombre por 1945, cuando grupos vecinales determinaron los límites que sirvieron para una mayor organización. Según el historiador santafesino Miguel Ángel Dalla Fontana, muchos vecinos del barrio cuestionaron el fraccionamiento de Candioti en norte y sur.

El trazado de bulevar Gálvez en 1899 determinó la urbanización de las manzanas en toda la jurisdicción de Candioti Norte. Antes de la creación de bulevar Gálvez, esas tierras pertenecían hacia el norte a Ignacio Crespo -quien fue gobernador en 1910/1911- y hacia el sur a Pablo Marcial Candioti. Sobre los primeros habitantes, Dalla Fontana señala que muchos fueron extranjeros.

Con los años, las calles Güemes, Avellaneda y sus alrededores adquirieron importancia comercial por tener a la Estación Ferrocarril Central Norte -hoy conocida como la Estación Belgrano- como un punto recurrente de bienes y servicios. El centro del barrio estaba ocupado por innumerables casillas y ranchos de trabajadores portuarios y empleados de la cervecería.

En la actualidad

Pero Candioti Norte no es el de aquellos años. Hoy, los propios vecinos cuentan que dejaron de sentarse en la vereda, algo que era toda una tradición, y que los chicos ya no pueden dar vueltas a la manzana en bicicleta. El motivo: la inseguridad. Como en muchos barrios de la ciudad, los arrebatos de carteras y hasta las entraderas domiciliarias preocupan e inquietan a vecinos. Es más, en algunas cuadras hay alarmas comunitarias conectadas al sistema de monitoreo de la Municipalidad y los encuentros en la búsqueda de soluciones son cada vez más frecuentes por parte de los vecinos.

La apertura de bares en el interior del barrio en los últimos años es otro aspecto para destacar. De día, muchas casonas viejas se entremezclan con el paisaje urbano y los árboles frondosos; pero de noche, las luces de los locales y las mesas y sillas sacadas afuera para atraer clientes evidencian que Candioti Norte tiene hoy una importante oferta gastronómica.

Para saber

Servicios. La jurisdicción cuenta con energía eléctrica, gas natural, cloaca y agua potable. Tiene recolección de residuos. La mayoría de las viviendas cuenta con acceso al servicio de televisión por cable, telefonía e Internet.

Transporte público. Por el barrio circulan las Líneas 8 y 14.
Escuelas. Vélez Sarsfield, Pizarro y Adoratrices.
Centro de salud. No hay. Los vecinos asisten al de barrio San Roque o al de Candioti Sur, ubicado sobre bulevar Gálvez entre Alberdi y Mitre. Las personas que concurren allí se quejan por las esperas prolongadas para ser atendidas.
Comisaría. La seccional 3a. es la que tiene injerencia en el barrio. Está emplazada en Candioti Sur.
Espacios verdes. Uno, la Plaza de las Banderas.
Iglesias. Una. Nuestra Señora de la Salette.
Vecinales. Una. Candioti Norte.

Una casa histórica. Lo que hoy se conoce como la Casa de la Cultura fue antiguamente la Casa de los Gobernadores. Queda en la esquina de Güemes y bulevar Gálvez. La construcción es de 1910 y fue levantada para Don Manuel Luciano Leiva, hijo de Don Luciano Leiva (gobernador de Santa Fe entre 1892 y 1896). Aunque hoy está siendo revalorizada, debido al deterioro en el que se encontraba, su calidad arquitectónica sigue llamando la atención porque exhibe los gustos constructivos de la clase alta santafesina de principios de siglo XX.


Ubicación



Variedad gastronomica

En la última década, según datos proporcionados por la Municipalidad en octubre del año pasado, en todo barrio Candioti -norte y sur- se instalaron unos 120 bares aproximadamente.

Inseguridad

El viernes pasado, los vecinos se reunieron en asamblea por el tema que más los aqueja: la inseguridad. Entre otras cosas, analizaron la instalación de nuevas alarmas comunitarias en distintos sectores porque los robos y asaltos no cesan.

http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2014/04/08/metropolitanas/AREA-03.html

viernes, 4 de abril de 2014

La dura puja por la estación de Yerba Buena

Martes 4 de Abril de 2014.

Alberto Horacio Elsinger
LA GACETA
aelsinger@lagaceta.com.ar

Como los vecinos de Yerba Buena y de Marcos Paz solicitaban una estación para cada villa hubo conflicto entre ellos y el gobierno provincial entre 1908 y 1909. Al final se construyó una única terminal de paso, equidistante de ambas poblaciones, que se clausuró cuatro décadas después.

LA GACETA / FOTOS DE jorge olmos sgrosso.


“En el peor de los conflictos, cuando la lucha es acérrima y fratricida existe la esperanza, así sea leve, que en la siguiente batalla todo termine. . . Se venza o se muera”. El concepto del músico, cantante, escritor y espiritualista latinoamericano Luis Gabriel Carrillo Navas se adapta a la realidad contradictoria que debieron enfrentar entre 1908 y 1909, residentes de Marcos Paz con agricultores y productores del casco de la villa y plaza vieja de Yerba Buena. La disputa se había focalizado por la localización de la estación del ramal CC-18, del otrora Ferrocarril del Noroeste Argentino (FCNOA).

“El Gobierno de la Provincia ha incurrido en un grave error al modificar el trazado del ramal del FCNOA, del Manantial a Yerba Buena”, decía un editorial del diario “El Orden”, del viernes 12 de febrero de 1909.

“Con esa modificación -añade el artículo- se adultera la ley dictada por nuestra cámara; se perjudica a una población, con largos años de existencia, en beneficio de otra, que hasta ahora, no ha pasado de un simple proyecto más o menos feliz”

Injustificable

La publicación sostenía que llevar el ramal del FCNOA por Marcos Paz era algo que no se justificaba y, con sobrada razón, los vecinos de Yerba Buena consideraban que se les vulneraba un derecho adquirido. “Si Marcos Paz se encontrara en estado floreciente -aunque el tiempo demostró lo contrario- y se pudiera creer en su rápido desarrollo, no sólo como villa de recreo sino también como centro industrial de alguna importancia, se podría discutir la conveniencia de llevar por ese punto el ramal proyectado”, consignaba el matutino de la primera década del siglo XIX.

LA GACETA / FOTOS DE jorge olmos sgrosso gentileza de Claudia C. zato de benavidez, departamento de información territorial (MSMT).

“Pero -resaltaba- hasta ahora no existe allí nada que permita siquiera entrever un porvenir cercano, sin que por esto neguemos la posibilidades de ese porvenir y no hay razón alguna para sacrificar en su obsequio una localidad de la importancia de Yerba Buena”.

Zona importantísima

Cabe recordar y aclarar que, el proyecto presentado por la empresa FCNOA abarcaba una zona importantísima. Venía a llenar necesidades inmediatas y a ofrecer a la empresa, desde el primer día, fletes y pasajeros en cantidad bastante para compensar el esfuerzo realizado.

LA GACETA / FOTOS DE jorge olmos sgrosso gentileza de Claudia C. zato de benavidez, departamento de información territorial (MSMT) fuentes: archivo la gaceta, archivo histórico y libro “yerba buena, un pueblo”.


“El proyecto, según nos informaron personas que conocen el asunto -decía “El Orden”-, se basaba en los estudios realizados como base de la concesión Methven, acordada por la Legislatura, en 1894”.

Documentación

La Ley N° 643 sancionada el 15 de junio de 1894; promulgada 13 días después -28/6/1894- y caducada por la Ley 8.153, de acuerdo al digesto consultado al Archivo Histórico de la Provincia, establecía en el artículo 1° “concédese al señor Guillermo G. Methven la autorización necesaria para construir y explotar una vía férrea que, partiendo de un punto de la línea del Ferrocarril N.O. Argentino, situado entre las estaciones Tucumán y Manantial, pase por el Ojo de Agua, Yerba Buena, Cevil Redondo y termine empalmando con el Ferrocarril Central Norte, en el punto más conveniente, según los planos que el Poder Ejecutivo apruebe”.

LA GACETA / FOTOS DE jorge olmos sgrosso gentileza de Claudia C. zato de benavidez, departamento de información territorial (MSMT) fuentes: archivo la gaceta, archivo histórico y libro “yerba buena, un pueblo”.


La vía, para ser más precisos, partía del Km 137 del NOA -a 3,5 km de la estación Tucumán El Provincial- pasaría por Yerba Buena siguiendo el contorno de las lomas de La Rinconada y desde Yerba Buena iría a empalmar con los rieles del Central Norte, a la altura de Los Cainzo. Incluso el trazado que proyectaba el FCNOA para el ramal autorizado por la Ley de 1907, era muy semejante al de la concesión Methven.

Dos estaciones

El viernes 19 de febrero de 1909, a raíz de que la Inspección de Ferrocarriles consideró conveniente su modificación y el Gobierno provincial dictó un decreto que motivó la protesta del vecindario de Yerba Buena -aún más con una precipitación lamentable- se decidió que el ramal CC-18 tendría una estación en Yerba Buena y otra en la nueva villa Marcos Paz.

Pero el lunes 1 de marzo de 1909, los vecinos de Yerba Buena continuaron empeñados en que el ramal, que unía las líneas del Ferrocarril Central Córdoba con las del FCNOA, pase por su importante población y decidieron elevar un petitorio, avalado por 160 firmas de comerciantes, industriales y agricultores de la zona.

Al día siguiente, martes 2/3/1909, el gobernador autonomista Luis Nougués respondió verbalmente el petitorio vecinal yerbabuenense y les anunció que habían resuelto construir una sola estación para Yerba Buena y Marcos Paz. La parada se situaría en un punto que quedaría a igual distancia, de una y otra población. Así se seleccionó el predio a la altura de Solano Vera 300-400, donde finalmente funcionó la estación de más de 419 m de largo por más de 160 m de ancho.

Al transcurrir 16 días, el viernes 18 de junio de 1909, comenzaron los trabajos del tendido de la linea férrea en Marcos Paz.

Inauguración

El actor británico John Paton Laurie (1897-1980) recordado por su papel del soldado James Frazer en la sitcom Dad’s Army (1968-1977), estaba persuadido de que “tendríamos menos disputas en el mundo si se tomaran las palabras por lo que son, signos de nuestras ideas solamente, y no por ellas mismas”

El viaje inaugural del desvío a Yerba Buena, en el “tren grande”, llevó como pasajeros al doctor José Frías Silva, gobernador de Tucumán, y a los señores Fermín Cariola, Federico Rossi, Vicente Stagnetto, Adrián Araujo y Roque Pondal. La primera sección del ramal CC-18 se inauguró el 5 de noviembre de 1909; la segunda, el 10 de enero de 1901 y el 21 de noviembre de 1911, se habilitó la tercera sección y el recorrido total de 16, 6 km, que se dejó de utilizar en 1948.

Paradas facultativas

Lo más llamativo de este desvío -que conectaba la estación 24 de Septiembre, al sureste capitalino con la de Muñecas, al noroeste, pasando por Yerba Buena- es que contaba con apeaderos o paradas facultativas. Es decir si en estos puntos había pasajeros que hacían seña, la formación del denominado tren grande se detenía. Lo mismo ocurría si alguien debía descender.

Industrial

Otro detalle interesante, desde el punto de vista ferroviario, es que las vías del CC-18 atravesaban las cercanías del ingenio San José. Pero no ingresaban a la fábrica azucarera, que cerró sus persianas en 1968. El San José disponía de un desvío industrial para transportar el azúcar que elaboraba y la materia prima -caña- que necesitaba. El desvío se iniciaba en el kilómetro 304 de la estación Muñecas, a la altura de la calle Castro Barros.

El trazado cruzaba de norte a sur. Pasaba por un costado de “La Cartujana”, la fábrica de cerámica y ladrillos y atravesaba predios de mayor extensión cultivados de caña de azúcar que hoy ocupa el barrio residencial Congreso, ingresaba a la fábrica azucarera y cruzaba el camino del Perú. Pasaba por el lado norte de la iglesia de San José, hasta alcanzar el 4.300 de la Perú. Allí se encontraba un cargadero de caña de azúcar y se emplaza un sector del barrio Oeste II. El escritor y poeta uruguayo Mario Benedetti (1920- 2009) solía pregonar: algunas cosas del pasado desaparecieron, pero otras abren una brecha al futuro”.

El arcón del anden

LA MAGO- El ramal a Yerba Buena atravesaba el predio de La Mago, que pertenecía al ex parque Guillermina sobre calle Lavalle y diagonal Juan XXIII. Era una cancha de fútbol y un asentamiento habitacional de familias de humildes recursos. En la canchita se disputaban partidos de fútbol de “hacha i´ tiza” de la competitiva Liga de Veteranos. No faltaba la venta de deliciosos choripanes. También se conocía como Parada 10. Allí terminaban el recorrido las lineas 10 y 3 de las desaparecidas empresas San Cristóbal y El Colmenar, respectivamente.
PRIMERA COMISIÓN.- El 14 de noviembre de 1.900 se constituyó la primera Comisión de Higiene y Fomento de Yerba Buena. La integraban Fermín Cariola, como presidente, acompañado por el gobernador Lucas Córdoba y su ministro Eduardo Elorde. Intentaron vanamente rebautizar a Yerba Buena como Villa General Roca, en homenaje al presidente tucumano.

FUNDACION.- La apertura de la avenida Mate de Luna se concluyó en 1912. Y En 1906 se instaló la cabina telefónica. También ese año, por ley n° 898, la Legislatura tucumana aprobó la fundación de Marcos Paz. El proyecto, del Poder Ejecutivo, planteaba la necesidad de fundar una villa “en la parte extremo oeste de la avenida Mate de Luna, en el primer distrito del departamento Tafí”, por pedido expreso de personas y vecinos de San Miguel de Tucumán, que deseaban edificar una villa de veraneo. El lugar elegido -según los fundamentos- tenía mejores ventajas que las poblaciones de Villa Nougués, Villa General Mitre (Tafí Viejo), San Pedro de Colalao y Tafí (Tafí del Valle).

PETICIONANTES.- Entre las 160 firmas que solicitaban la estación de Yerba Buena en el casco de la vieja villa homónima, figuraban, entre otros, Modesto Sosa, Agustín Iturre, Adrián, Leonardo, Gregorio y Rafael Araujo; Juan, Blas y Pocho Mosele; Diego, José, Sebastián, Francisco y Francisco (h) Gálvez; Ramón, Andrés, Ignacio, Justiniano, Hipólito y Bernardina Olea; Lucas Liendo, Pablo Escasena, Calixto y Victoriano Coronel; Benigno y Laurentino Fernández; Miguel Llul, Federico Thiele, Roque Cripalani, Lorenzo Fenino, Gregorio y Jesús Brito, Angel Manguini, Ramón Atenor, Anacleto Juárez, Mardoqueo Castillo, Agustín Pieroni, Nazario Valdéz, Cayetano y Hemerejildo Pinini, Leonardo Argañaraz y J. Vera.

EL REMATE.- La Comisión de Higiene y Fomento de Yerba Buena delineó, abrió y arregló las calles y la plaza. El martillero público Alejandro Miñano, abuelo del ex- edil Manuel Sancho Miñano, fue el encargado de la subasta del nuevo pueblo de la Yerba Buena, que se realizó el 25 de abril de 1907. La base por lote fue fijada en $ 190,65 m/n, a la cual se arribó a través de un prorrateo entre el importe total de lo donado y de lo expropiado, que ascendió a $ 17.930, 51

LAS TIERRAS.- Los predios expropiados pertenecían a Fermín Cariola (75.916 m2), además de la donación de 80.000 m2 y la reserva para su propiedad de 13.812 m2; Miguel Muro (13.812 m2), Manuel Matos (28.093 m2), Benedicto Salinas (14.729 y 29.958 m2) y Marcial Imbaud (79.655 m2), quienes percibieron $ 14.213,61 y se dividieron y remataron en 94 lotes.

NOMBRE Y AGUA.- Por decreto del 27 de mayo de 1907, del gobernador autonomista Luis Nougués se designó a la villa de veraneo con el nombre de Marcos Paz. Pero, 19 días antes -el 8 de mayo de 1907- ya se había encomendado al ingeniero Rogelio Constanti la realización de los estudios para la provisión de agua potable. Y después de cinco años, en 1912, se hizo realidad.

http://www.lagaceta.com.ar/nota/585361/sociedad/dura-puja-estacion-yerba-buena.html