viernes, 20 de septiembre de 2013

Tafí Viejo aún es sinónimo de tren

Viernes 20 de Septiembre de 2013.

Alberto Horacio Elsinger
LA GACETA
aelsinger@lagaceta.com.ar

La estación -de 1895- y los talleres ocupan un amplio predio entre las avenidas Independencia y Sáenz Peña.

EN ACCION. El Cinta de Plata y el Panamericano paraban media hora y se cruzaban con los cargueros. FOTO GENTILEZA ADRIAN TRAPANI.


"A fines de la década del 30 y alrededor de las nueve, todos íbamos a la estación. Imagínate, yo tenía apenas 17 años. ¡Qué época maravillosa! Los domingos, a las 21, llegaba 'El Salteño', como algunos lo llamaban. En realidad. era el 'Panamericano'. Salía de Retiro y llegaba hasta Jujuy. Después comenzó a combinar con Bolivia", solía recordar "El Toto" Cruz Héctor Rafael Romero, que un atardecer de agosto de hace tres años hizo su último viaje en el tren de la otra vida, rumbo a la parada de Dios.

Con banda de música

"En la estación -contaba Romero-, la banda de música que dirigía don Miguel Xamena recibía a la formación del servicio internacional de los ferrocarriles argentinos. Los pasajeros que venían dormidos se sobresaltaban con los acordes de la banda taficeña".

LOS TALLERES. A 100 metros de la estación están las dependencias centrales de la factoría ferroviaria taficeña.


En 1940, evocan los memoriosos de Tafí Viejo, la avenida Alem aún era de tierra. Si bien bastante compactada, pero sin asfalto ni pavimento y con un cantero central ancho. La gente se paseaba hasta la 9 de julio y daba vueltas al cantero en lo que por entonces le decían "la vuelta del perro".

Media hora Tito Agüero, ex trabajador de los talleres, puso énfasis en que "Tafí Viejo florecía con el tren. El pasajero paraba media hora y algunos bajaban a comprar empanadas, empanadillas, pan, fiambre y queso. También algo para beber. La estación era un punto de encuentro y de mucha actividad ".

El revistero

El tren era el contacto con la capital, las provincias y el país. Al respecto, "El Toto" Romero solía describir que "en el furgón venía un gordo que vendía las revistas, Para Ti, Caras y Caretas, El Mundo, Purrete, El Tony y algunos diarios de Buenos Aires. La verdad que hacía capote. Vendía una barbaridad. Yo le encargaba para mi madre Damas y Damitas y para mi le pedía Mandrake el Mago y Salgari, que eran mis favoritos".

Bastión ferroviario

Tafí Viejo era un bastión ferroviario. Y aún lo sigue siendo. No sólo por los talleres; también por su estación -es una de las pocas del troncal CC que carece de frente hacia la calle-. Entre ambas instalaciones ocupan un predio inmenso, delimitado por los pasos a nivel de las calles Rivadavia, al norte y de la avenida Roca, al sur. El límite oeste es la avenida Sáenz Peña y el este, la Independencia.

DESOLADA. Los andenes y las vías están vacíos. Sólo algún convoy de carga quiebra la monotonía del lugar. LA GACETA / FOTO DE FRANCO VERA.


En la parada ferrocarrilera se observan dos andenes, siete vías, la base de un galpón demolido y una pasarela que atraviesa de este a oeste y viceversa; desde Independencia a Sáenz Peña. Dos vagones de cola sobre el tercer raíl son vestigios imposibles de obviar de un tiempo de vapores, traqueteos, despedidas, manos y pañuelos que se agitaban; de promesas y juramentos; de retornos, despedidas y reencuentros.

Años de sirena

Eran años de esperanzas y progresos. Épocas de despertares con el sonido de una sirena de bronce de casi dos metros de altura y 300 kg. de peso, cuyos estertores convocaban a los trabajadores de los gigantescos talleres a las 5, 5.20 y 5.30 de la mañana. Por entonces los trenes iban y volvían por Tafí Viejo, como los pasajeros, las cargas, los mensajes, los días, los meses y las paradas. Unían pueblos, regiones y ciudades de sur a norte de ida y vuelta. Y viajar, ya sea a corta, a media o larga distancia era más que un placer. En Tafí Viejo el tren es como el agua, la luz o el amor. No se puede vivir sin ellos. Aunque sea en la memoria de su gente.

DE LA MEMORIA FERROVIARIA

- FURGON DE COLA.- Dos vagones de este tipo se encuentran en la amplia playa de maniobras. Ambos se resisten al olvido y contagian optimismo entre tanta ausencia de vapores, fierros, silbatos, campanas y sirenas.

1971. El Panamericano en la vía principal y el tren de palo en la auxiliar. FOTO GENTILEZA ANGEL AGUILAR.


- CEREMONIA.- "La partida de un tren atrapaba a grandes y chicos. Primero sonaba la campana para indicar que había que ascender. Después venía el primer silbato del jefe de la formación. La úlltima campanada y el último silbato hasta que aparecía la bandera verde. El primer estertor de la vaporera desperezándose y los retrasados que corrían para subirse a los coches. El resto es historia conocida", detalló con un dejo de nostalgia, Carlos Coronel di Fazio.

- ENERGIA ELECTRICA.- La luz de las calles, cuentan los difusores de la historia oral taficeña, era provista por la usina de los talleres ferroviarios. Amarillenta, alumbraba con focos que se colocaban en las esquinas y a mitad de cuadra. A las doce de la noche -las 24 o la cero hora- se apagaban y todos debían irse a dormir. Si los agarraba el apagón andaban a los tropezones con las raíces de los tarcos y los siempre verdes. Hasta mediados del siglo pasado, en Tafi Viejo dormían con la puerta sin llave y hasta, a veces abierta.

- MADRUGADORES.- La gente se levantaba a las cinco de la mañana porque los talleres no paraban y trabajaban en doble turno. La boletería de la estación abría a las 5.15 y el primer tren hacia la ciudad partía a las 6.45.

http://www.lagaceta.com.ar/nota/560820/sociedad/tafi-viejo-aun-sinonimo-tren.html


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El silencio ya no puede disimular la desolación de la estación ferroviaria

El silencio es salud pero la desolación es mala compañía. El km 813 donde se erigió la estación taficeña hoy luce diferente. La ceremonia de arribo y de partida de un tren se extraña. El día frío y gris invita a la nostalgia. Parado en el andén sin techo, don Manuel Gambini suspira y cierra los ojos. Se imagina otro ámbito. Miles de mamelucos azules invadiendo el predio. Estudiantes con sus libros y portafolios en dicharacheros grupos. Una larga cola sobre una de las dos ventanillas de venta de pasajes y otra corta. Pero la brisa helada de la mañana lo interrumpe. "Ni un perro cruza por las vías", comenta el hombre.

CAMBIOS. Las palancas para cambiar las señales, la pasarela y el cielo a punto de llorar, en plena parada.


Apeadero

"Aquí primero fue apeadero. Después se construyó la estación. El troncal C que se extendía con rumbo al norte, hacia Salta y Jujuy fue prolongada desde Tucumán hasta Vipos el 1º de abril de 1885. El empalme Centenario-estación Muñecas se habilitó el 21 de diciembre de 1896. Es decir que el Apeadero era de esa época y la estación antes de que se construyeran los talleres. En junio de 1886 se habilitó la sección de Ruiz de los LLanos a Juramento; sin embargo, el tramo intermedio entre Vipos y Ruiz de los Llanos se libró al servicio recién en marzo de 1888, debido a las dificultades del terreno", explicó el ex ferroviario Ricardo "Pajita" Brunetti.La sala de espera, describió Carlos Coronel Di Fazio (63 años) "estaba donde figura la placa que indica el km 813 -contado desde el km 0 en Santa Fe- y las palancas para cambiar las señales de vía libre a la entrada y salida de la estación".

OTROS TIEMPOS. Todavía funcionaban los convoy de pasajeros. La parada taficeña al final de los 70.


"Hasta la década del 60 había una construcción embudo, a la salida de la estación sobre la Sáenz Peña donde vendían el trombón -vaso de vino, preferentemente tinto- que muchos consumían con un picante, antes de subir al tren", agregó Coronel Di Fazio.

"La gente -añadió- también esperaba en el bar 103 en la esquina de Alem, donde había billares y también se instalaron las primeras máquinas con flipper de Tafí Viejo. Al frente de la estación funcionaba el quiosco de milanesas de los Barreiro y para el lado de la villa Obrera, a la izquierda de la curva, cruzando la pasarela, se hacían los bailes de carnaval al más puro estilo de los que hoy se hacen en Ranchillos". Ariel Alejandro Romano Espinoza, evocó al "Calavera". "Era un tren de palo que salía a las 4 y 5 de la mañana desde El Bajo a Tafí Viejo. El maquinista iba lento desde la estación Tucumán Norte hasta la esquina norte, para que pudieran ascender los trasnochados taficeños que iban a bailar al Parque Bar, en el parque 9 de Julio, o se quedaban para beber unas copas".

http://www.lagaceta.com.ar/nota/560817/sociedad/silencio-ya-no-puede-disimular-desolacion-estacion-ferroviaria.html

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