Viernes 11 de Octubre de 2013.
Alberto Horacio Elsinger
LA GACETA
aelsinger@lagaceta.com.ar
Desde su creación y hasta los albores de la década del 60, los talleres ferroviarios de Tafi Viejo fueron creciendo en infraestructura y equipamiento. En 1939 se subsanaron los problemas de provisión de agua. Desde mediados del 40 y en la década del 50 la ciudad se potenció gremial y políticamente.
Uno de los problemas más serios que debieron afrontar los talleres ferroviarios de Tafi Viejo era la falta de agua. La provisión del principal líquido elemento no sólo conspiraba contra el funcionamiento de la fábrica ferroviaria sino que también afectaba a la población de la localidad.
"La provisión de agua, por entonces, estaba a cargo de Irrigación de la provincia. Pero no era suficiente, desde las vertientes donde se la captaba, para cubrir las necesidades de la ciudad taficeña y de los talleres. Aún más, el déficit se acentuaba durante los períodos de sequía. A raíz de ello se apelaba a trenes aguateros, que debían correr desde Villa Muñecas, a través de ocho kilómetros", expresaba un informe de las autoridades taficeñas, en 1929.
La solución
Lo concreto es que con el plan de obras (planificado entre 1929-1930 y que incluía una docena de diversos tipos de construcciones y remodelaciones) comenzaron a edificarse -a partir de 1933- las dos cisternas para reserva de emergencia de 3.000 m3 cada una. Además, se realizaron desagües y el tendido de una línea de cañería de 10 km de largo, desde la toma "Los Caínzo", que captaba y capta las vertientes de los cerros vecinos.
"Así el problema quedó prácticamente superado. Porque desde ese año, 1939, a pesar de las sequías que hubo, la reserva de agua con estas obras ascendía a seis millones de litros, más 900 m3 de los tanques sobre nivel de los que ya disponían con anterioridad", señaló don Eleuterio Manuel Rodríguez, que en su juventud trabajó en esas dependencias.
Demanda cubierta
Al margen de esas obras, que también aumentaron la disponibilidad del recinto de talleres (con 229.524 m2 de muros de circunvalación, 99.056 m2 más de playa , 82.471 m2 de cubierta o techos y 6.540 m2 de entrepisos y sótano) y el funcionamiento de los almacenes (con 25.144 m2 de playas, 13.103 m2 de cubierta y 1.367 m2 de entrepisos y sótano), se terminaron los consultorios médicos.
Con todas esas obras, según consigna la guía taficeña de 1961, y otros tareas que surgieron frente a las nuevas necesidades, "los talleres taficeños quedaron en condiciones de hacer frente a una producción acorde a las exigencias del servicio, de la extensa zona ferrocarrilera que debían atender" .
Desabastecimiento
Incluso, de acuerdo a un testimonio de un ex trabajador del área de fundición, "a pesar de los inconvenientes que surgieron durante la segunda guerra mundial y la postguerra, los talleres pudieron sortear con tino y paciencia esa época dura. Para ello debieron apelar a sus stocks de materiales y luego a la recuperación y acondicionamiento. De esa manera los programas de trabajo de la fábrica, si bien es cierto que no acusaron índices elevados de producción, mantuvieron un nivel normal de rendimiento".
Potencia gremial
La segunda mitad de la década del 40 y toda la del 50 mostraron a Tafí Viejo como una formidable potencia gremial y, sobre todo, política.
Al respecto, Francisco Roldán, en su libro sobre los talleres taficeños, consigna que "el gremio ferroviario había aceptado a plena satisfacción los convenios y el famoso escalafón único llevaba una cierta dosis de tranquilidad a la masa (clase obrera). El obrero percibía que eran atendidos con interés sus planteamientos e inquietudes. Había una fluida y constante negociación por problemas generales o individuales que siempre eran resueltos a favor de los más necesitados".
"Por otra parte -agrega Roldán-, el gremio ferroviario había aportado una buena cuota de legisladores oficialistas que, de un modo u otro, trataban de hacer algo por su sector. Y como decía Juan Hortencio Quijano: El triunfo da derechos, pero crea obligaciones. Y ese era el punto espinoso de la cuestión. Los que estaban adentro, pedían como retribución a su voto, mejoras de todo tipo; los que estaban afuera, creaban compromisos ineludibles a los noveles legisladores. Un verdadero jaque para ellos".
Apreciación
El resultado, según la subjetiva apreciación de Roldán, fue el aumento masivo de la planta o dotación de trabajadores. "Había agentes nuevos, que debían ser reubicados donde sea, por orden superior", subraya el otrora empleado de herramentaje de la fábrica ferroviaria.
Hubo muchos de los nuevos que ingresaron en esa época tenían oficios, pero otros que aprendieron alguno en la propia industria. No obstante el sector, que estaba en contra de la doctrina social justicialista, pregonaba que había muchos "politiqueros y obsecuentes", sin aptitudes, que ni siquiera trabajaban.
ENTRE RIELES Y VAGONES
- DONACION E INVERSION.- Una gran parte de los terrenos que actualmente ocupan los Talleres Ferroviarios fueron donados por Antonio Méndez; otros, por personas cuyos nombres no se registraron y otra parte fue adquirida por el gobierno nacional. En la construcción de los edificios se invirtieron $ 5,5 millones oro y en la adquisición de maquinarias $ 1,1 millón oro.
- RADICACIÓN.- Al comenzar la edificación de la fábrica ferroviaria y una vez que comenzaron sus primeros trabajos, el personal ascendía a 1.150 hombres. La mayoría eran de Tucumán y buscaron establecerse en la nueva villa. En 1918 el número de operarios ascendió a 3.360, radicándose algunos en el pueblo obrero y otros en la nueva fundación de la villa veraniega.
- NUEVA CIUDAD.- En torno a los Talleres, que constituían la principal fuente de trabajo, se fue formando la nueva ciudad taficeña. Por esa razón, puede afirmarse que el crecimiento, desarrollo y empuje de Tafí Viejo se debió casi exclusivamente a la fábrica ferroviaria que brindó trabajo a miles de obreros.
- FISONOMÍA.- En 1912, el Gobierno de la Nación encarga a la empresa Dulzor & Fisher, la construcción del Pueblo Obrero que se destinaría a viviendas de personal jerárquico de los talleres y a empleados. Con la aparición de esta nueva urbanización, ubicada al este de la planta industrial, la vida se organizó de mejor modo, adquiriendo hasta una fisonomía distinta al caso de la villa veraniega. En poco tiempo se levantaron las casas con su correspondiente trazado de calles y veredas; contaba con una población de características ciudadanas y una sólida fuente de trabajo. Esto le confirió a esa población otra fisonomía; por esa razón las principales efemérides se celebraban allí.
- EL MEJOR.- Para la década del 50, los talleres de Tafí Viejo eran los más grandes de Latinoamérica, con 22 hectáreas ocupadas y unos 5.663 obreros, entre todo su personal. Su ubicación estratégica en el noroeste argentino les garantizaba conexión con todo el país. Ello le imprimió un perfil industrial a la ciudad.
- LA DECADENCIA.- La producción de los talleres comenzó a mermar al iniciarse la década del 60. La crisis se hizo evidente años más tarde, con la creciente desmantelación del sistema ferroviario durante la dictadura militar. También comenzaron las persecuciones al personal y los despidos, disfrazados de retiros voluntarios o jubilaciones anticipadas. Finalmente, el 17 de julio de 1980, los talleres se cerraron. Y el objetivo de desindustrializar al país empezaba a hacerse realidad.
http://www.lagaceta.com.ar/nota/563575/tiempos-accion-sindical-tafi-viejo.html?=mlt
Alberto Horacio Elsinger
LA GACETA
aelsinger@lagaceta.com.ar
Desde su creación y hasta los albores de la década del 60, los talleres ferroviarios de Tafi Viejo fueron creciendo en infraestructura y equipamiento. En 1939 se subsanaron los problemas de provisión de agua. Desde mediados del 40 y en la década del 50 la ciudad se potenció gremial y políticamente.
DESMANTELADA. La nave de la Fundición de los talleres fue desactivada durante el proceso militar. Se llevaron hornos, moldes y hasta modelos. |
Uno de los problemas más serios que debieron afrontar los talleres ferroviarios de Tafi Viejo era la falta de agua. La provisión del principal líquido elemento no sólo conspiraba contra el funcionamiento de la fábrica ferroviaria sino que también afectaba a la población de la localidad.
"La provisión de agua, por entonces, estaba a cargo de Irrigación de la provincia. Pero no era suficiente, desde las vertientes donde se la captaba, para cubrir las necesidades de la ciudad taficeña y de los talleres. Aún más, el déficit se acentuaba durante los períodos de sequía. A raíz de ello se apelaba a trenes aguateros, que debían correr desde Villa Muñecas, a través de ocho kilómetros", expresaba un informe de las autoridades taficeñas, en 1929.
La solución
Lo concreto es que con el plan de obras (planificado entre 1929-1930 y que incluía una docena de diversos tipos de construcciones y remodelaciones) comenzaron a edificarse -a partir de 1933- las dos cisternas para reserva de emergencia de 3.000 m3 cada una. Además, se realizaron desagües y el tendido de una línea de cañería de 10 km de largo, desde la toma "Los Caínzo", que captaba y capta las vertientes de los cerros vecinos.
DESOLADOR. Sólo fierros viejos y piezas incompletas quedan en Fundición. LA GACETA / FOTOS DE ARCHIVO. |
"Así el problema quedó prácticamente superado. Porque desde ese año, 1939, a pesar de las sequías que hubo, la reserva de agua con estas obras ascendía a seis millones de litros, más 900 m3 de los tanques sobre nivel de los que ya disponían con anterioridad", señaló don Eleuterio Manuel Rodríguez, que en su juventud trabajó en esas dependencias.
Demanda cubierta
Al margen de esas obras, que también aumentaron la disponibilidad del recinto de talleres (con 229.524 m2 de muros de circunvalación, 99.056 m2 más de playa , 82.471 m2 de cubierta o techos y 6.540 m2 de entrepisos y sótano) y el funcionamiento de los almacenes (con 25.144 m2 de playas, 13.103 m2 de cubierta y 1.367 m2 de entrepisos y sótano), se terminaron los consultorios médicos.
EN RUINAS. Quedó la sección Inflamables luego del incendio de 1962. |
Con todas esas obras, según consigna la guía taficeña de 1961, y otros tareas que surgieron frente a las nuevas necesidades, "los talleres taficeños quedaron en condiciones de hacer frente a una producción acorde a las exigencias del servicio, de la extensa zona ferrocarrilera que debían atender" .
Desabastecimiento
Incluso, de acuerdo a un testimonio de un ex trabajador del área de fundición, "a pesar de los inconvenientes que surgieron durante la segunda guerra mundial y la postguerra, los talleres pudieron sortear con tino y paciencia esa época dura. Para ello debieron apelar a sus stocks de materiales y luego a la recuperación y acondicionamiento. De esa manera los programas de trabajo de la fábrica, si bien es cierto que no acusaron índices elevados de producción, mantuvieron un nivel normal de rendimiento".
Potencia gremial
La segunda mitad de la década del 40 y toda la del 50 mostraron a Tafí Viejo como una formidable potencia gremial y, sobre todo, política.
ESTRUCTURAS. Tampoco se salvaron de las llamas varios vagones. |
Al respecto, Francisco Roldán, en su libro sobre los talleres taficeños, consigna que "el gremio ferroviario había aceptado a plena satisfacción los convenios y el famoso escalafón único llevaba una cierta dosis de tranquilidad a la masa (clase obrera). El obrero percibía que eran atendidos con interés sus planteamientos e inquietudes. Había una fluida y constante negociación por problemas generales o individuales que siempre eran resueltos a favor de los más necesitados".
"Por otra parte -agrega Roldán-, el gremio ferroviario había aportado una buena cuota de legisladores oficialistas que, de un modo u otro, trataban de hacer algo por su sector. Y como decía Juan Hortencio Quijano: El triunfo da derechos, pero crea obligaciones. Y ese era el punto espinoso de la cuestión. Los que estaban adentro, pedían como retribución a su voto, mejoras de todo tipo; los que estaban afuera, creaban compromisos ineludibles a los noveles legisladores. Un verdadero jaque para ellos".
Apreciación
El resultado, según la subjetiva apreciación de Roldán, fue el aumento masivo de la planta o dotación de trabajadores. "Había agentes nuevos, que debían ser reubicados donde sea, por orden superior", subraya el otrora empleado de herramentaje de la fábrica ferroviaria.
DE COLECCION. En 1945 un desagüe cortaba la playa de los talleres. |
Hubo muchos de los nuevos que ingresaron en esa época tenían oficios, pero otros que aprendieron alguno en la propia industria. No obstante el sector, que estaba en contra de la doctrina social justicialista, pregonaba que había muchos "politiqueros y obsecuentes", sin aptitudes, que ni siquiera trabajaban.
ENTRE RIELES Y VAGONES
- DONACION E INVERSION.- Una gran parte de los terrenos que actualmente ocupan los Talleres Ferroviarios fueron donados por Antonio Méndez; otros, por personas cuyos nombres no se registraron y otra parte fue adquirida por el gobierno nacional. En la construcción de los edificios se invirtieron $ 5,5 millones oro y en la adquisición de maquinarias $ 1,1 millón oro.
- RADICACIÓN.- Al comenzar la edificación de la fábrica ferroviaria y una vez que comenzaron sus primeros trabajos, el personal ascendía a 1.150 hombres. La mayoría eran de Tucumán y buscaron establecerse en la nueva villa. En 1918 el número de operarios ascendió a 3.360, radicándose algunos en el pueblo obrero y otros en la nueva fundación de la villa veraniega.
- NUEVA CIUDAD.- En torno a los Talleres, que constituían la principal fuente de trabajo, se fue formando la nueva ciudad taficeña. Por esa razón, puede afirmarse que el crecimiento, desarrollo y empuje de Tafí Viejo se debió casi exclusivamente a la fábrica ferroviaria que brindó trabajo a miles de obreros.
- FISONOMÍA.- En 1912, el Gobierno de la Nación encarga a la empresa Dulzor & Fisher, la construcción del Pueblo Obrero que se destinaría a viviendas de personal jerárquico de los talleres y a empleados. Con la aparición de esta nueva urbanización, ubicada al este de la planta industrial, la vida se organizó de mejor modo, adquiriendo hasta una fisonomía distinta al caso de la villa veraniega. En poco tiempo se levantaron las casas con su correspondiente trazado de calles y veredas; contaba con una población de características ciudadanas y una sólida fuente de trabajo. Esto le confirió a esa población otra fisonomía; por esa razón las principales efemérides se celebraban allí.
- EL MEJOR.- Para la década del 50, los talleres de Tafí Viejo eran los más grandes de Latinoamérica, con 22 hectáreas ocupadas y unos 5.663 obreros, entre todo su personal. Su ubicación estratégica en el noroeste argentino les garantizaba conexión con todo el país. Ello le imprimió un perfil industrial a la ciudad.
- LA DECADENCIA.- La producción de los talleres comenzó a mermar al iniciarse la década del 60. La crisis se hizo evidente años más tarde, con la creciente desmantelación del sistema ferroviario durante la dictadura militar. También comenzaron las persecuciones al personal y los despidos, disfrazados de retiros voluntarios o jubilaciones anticipadas. Finalmente, el 17 de julio de 1980, los talleres se cerraron. Y el objetivo de desindustrializar al país empezaba a hacerse realidad.
http://www.lagaceta.com.ar/nota/563575/tiempos-accion-sindical-tafi-viejo.html?=mlt
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