29 de Marzo de 2015.
La estación ferroviaria Esteco, en Metán, fue destruida a causa de un gran choque de trenes en 1975. Para muchos, siguió la misma suerte que la desdichada ciudad de Esteco.
El espectáculo de un tren que corre en la noche es motivo de admiración para los tranquilos pobladores de la frontera. La locomotora atraía a bandadas de chicos que corrían para ver de cerca y saludar al tren, según cuenta el historiador Eduardo Poma.
Agrega, no obstante, que a pesar de ello en pocos lugares del país se produjeron accidentes tan graves como en la línea que va desde Rosario de la Frontera hasta Juramento. Es que los rieles serpenteaban entre bosques, ríos y quebradas de las Sierras subandinas.
Todavía perdura en los metanense el recuerdo del choque de dos trenes en 1912, los descarrilamientos en la zona de Río Piedras o el descarrilamiento de un tren expreso cerca de Horcones. Esto dio lugar a que surgieran numerosas leyendas, entre ellas la de la maldición de Esteco.
La trágica desaparición de la estación Esteco y del caserío circundante, a raíz de un incendio dantesco es, para muchos, producto de la maldición de la perdida ciudad de Esteco.
Es que el nombre elegido para la estación metanense en honor a la legendaria ciudad alimentó el mito sobre la maldición que aún pesa sobre todo lo relacionado con la desdichada Esteco.
La jornada del 5 de julio de 1975 fue testigo del más grave accidente ferroviario que ocurrió en Metán, como consecuencia del choque de dos trenes petroleros.
En la medianoche de ese trágico domingo, estaba detenido en la estación Esteco, entre Metán y El Galpón, un convoy con dos máquinas diésel eléctricas y 36 vagones tanque con petróleo, procedente de Caimancito, mientras que otra formación compuesta por 38 cisternas, también con petróleo de Caimancito, se acercaba a la bifurcación de la vía, muy cerca del puente sobre el río Conchas, a pocos kilómetros de Metán.
Allí se produjo un corte que dejó libre a 35 vagones, los que comenzaron a tomar velocidad favorecidos por la pendiente.
El aviso telefónico llegó tarde a Esteco para hacer el cambio de vía para que los vagones sueltos siguieran de largo sin embestir a la formación detenida.
El choque fue de increíbles proporciones. Murieron muchas personas en la estación, en la locomotora y el personal que venía en el furgón de cola, que iba en la punta del tren desbocado.
En ese furgón viajaban varios pescadores que se habían "colado", después de pasar el día en el río Juramento.
Lo más terrible fue el incendio que se produjo, que destruyó todo lo que estaba en pie en la estación y sus alrededores, e iluminó la noche a varios kilómetros a la redonda.
Hasta el día de hoy pueden verse los rieles retorcidos por las altísimas temperaturas.
Otras leyendas de la zona
Abundan los relatos de trenes fantasma que aparecen en la noche.
Son varias las leyendas que aún se cuentan entre los pobladores de Metán. En una estación del Ferrocarril Central Norte, todos aseguraban ver a deshora un tren que arribaba misteriosamente. Un tren sin vía libre es algo excepcional y de grave responsabilidad para el personal de servicio.
Se veía nítida la figura del pasaleña que descendía de la máquina con mechero en mano e iba de un lado a otro como efectuando una ligera revisión, sombra también de vagones y más atrás un farol del furgón de cola.
Cuando en la estación corrían a recibir al tren dándole entrada y esperando su arribo, el convoy desaparecía misteriosamente.
Otra leyenda cuenta que entre Metán y Juramento ocurría algo parecido cuando el jefe de la estación local era despertado por fuertes golpes.
Cuentan los lugareños que se trataba de un tren que venía como "pisando agujas" para luego desaparecer en el monte.
También se narra la historia de un jefe de estación que había corrido varios kilómetros en vano intentando detener un tren.
Dicen que se trataba de un tren al que se había despachado con un formulario de "vía libre" y que iba a chocar con otro tren de pasajeros que, como corría con atraso, debía cruzar en la próxima estación con el de carga. El choque iba a producirse en el terreno montañoso, con curvas y contracurvas. Se dice que el desdichado jefe se internó con su familia en la oscuridad de la noche para nunca más volver.
Todas estas leyendas y mitos fueron recogidos por Ezequiel Díaz en su libro "La Frontera Salteña".
http://www.eltribuno.info/salta/nota/2015-3-29-0-30-0-la-maldicion-de-esteco-una-leyenda-que-aun-perdura-en-el-sur-salteno
La estación ferroviaria Esteco, en Metán, fue destruida a causa de un gran choque de trenes en 1975. Para muchos, siguió la misma suerte que la desdichada ciudad de Esteco.
La estación de trenes de Metán. |
El espectáculo de un tren que corre en la noche es motivo de admiración para los tranquilos pobladores de la frontera. La locomotora atraía a bandadas de chicos que corrían para ver de cerca y saludar al tren, según cuenta el historiador Eduardo Poma.
Agrega, no obstante, que a pesar de ello en pocos lugares del país se produjeron accidentes tan graves como en la línea que va desde Rosario de la Frontera hasta Juramento. Es que los rieles serpenteaban entre bosques, ríos y quebradas de las Sierras subandinas.
Todavía perdura en los metanense el recuerdo del choque de dos trenes en 1912, los descarrilamientos en la zona de Río Piedras o el descarrilamiento de un tren expreso cerca de Horcones. Esto dio lugar a que surgieran numerosas leyendas, entre ellas la de la maldición de Esteco.
La trágica desaparición de la estación Esteco y del caserío circundante, a raíz de un incendio dantesco es, para muchos, producto de la maldición de la perdida ciudad de Esteco.
Es que el nombre elegido para la estación metanense en honor a la legendaria ciudad alimentó el mito sobre la maldición que aún pesa sobre todo lo relacionado con la desdichada Esteco.
La jornada del 5 de julio de 1975 fue testigo del más grave accidente ferroviario que ocurrió en Metán, como consecuencia del choque de dos trenes petroleros.
En la medianoche de ese trágico domingo, estaba detenido en la estación Esteco, entre Metán y El Galpón, un convoy con dos máquinas diésel eléctricas y 36 vagones tanque con petróleo, procedente de Caimancito, mientras que otra formación compuesta por 38 cisternas, también con petróleo de Caimancito, se acercaba a la bifurcación de la vía, muy cerca del puente sobre el río Conchas, a pocos kilómetros de Metán.
Allí se produjo un corte que dejó libre a 35 vagones, los que comenzaron a tomar velocidad favorecidos por la pendiente.
El aviso telefónico llegó tarde a Esteco para hacer el cambio de vía para que los vagones sueltos siguieran de largo sin embestir a la formación detenida.
El choque fue de increíbles proporciones. Murieron muchas personas en la estación, en la locomotora y el personal que venía en el furgón de cola, que iba en la punta del tren desbocado.
En ese furgón viajaban varios pescadores que se habían "colado", después de pasar el día en el río Juramento.
Lo más terrible fue el incendio que se produjo, que destruyó todo lo que estaba en pie en la estación y sus alrededores, e iluminó la noche a varios kilómetros a la redonda.
Hasta el día de hoy pueden verse los rieles retorcidos por las altísimas temperaturas.
Otras leyendas de la zona
Abundan los relatos de trenes fantasma que aparecen en la noche.
Son varias las leyendas que aún se cuentan entre los pobladores de Metán. En una estación del Ferrocarril Central Norte, todos aseguraban ver a deshora un tren que arribaba misteriosamente. Un tren sin vía libre es algo excepcional y de grave responsabilidad para el personal de servicio.
Se veía nítida la figura del pasaleña que descendía de la máquina con mechero en mano e iba de un lado a otro como efectuando una ligera revisión, sombra también de vagones y más atrás un farol del furgón de cola.
Cuando en la estación corrían a recibir al tren dándole entrada y esperando su arribo, el convoy desaparecía misteriosamente.
Otra leyenda cuenta que entre Metán y Juramento ocurría algo parecido cuando el jefe de la estación local era despertado por fuertes golpes.
Cuentan los lugareños que se trataba de un tren que venía como "pisando agujas" para luego desaparecer en el monte.
También se narra la historia de un jefe de estación que había corrido varios kilómetros en vano intentando detener un tren.
Dicen que se trataba de un tren al que se había despachado con un formulario de "vía libre" y que iba a chocar con otro tren de pasajeros que, como corría con atraso, debía cruzar en la próxima estación con el de carga. El choque iba a producirse en el terreno montañoso, con curvas y contracurvas. Se dice que el desdichado jefe se internó con su familia en la oscuridad de la noche para nunca más volver.
Todas estas leyendas y mitos fueron recogidos por Ezequiel Díaz en su libro "La Frontera Salteña".
http://www.eltribuno.info/salta/nota/2015-3-29-0-30-0-la-maldicion-de-esteco-una-leyenda-que-aun-perdura-en-el-sur-salteno
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