domingo, 13 de enero de 2013

Los muelles de Rosario, testigos de la primera exportación de trigo

Domingo, 13 de enero de 2013

El 12 de abril de 1878 partieron hacia Gran Bretaña 4.500 toneladas de cereal provenientes de Colonia La Candelaria, actualmente Casilda.

Por Jorgelina Hiba




Sobre finales del siglo XIX, Rosario ya comenzaba a definirse como ciudad núcleo del movimiento agropecuario de la pampa gringa. Tras la presidencia de Justo José de Urquiza y la sanción de la ley de derechos diferenciales _que durante el tiempo de la Confederación Argentina privilegió a los puertos del interior por sobre el de Buenos Aires_, el antiguo Pago de los Arroyos encontró un lugar de privilegio flanqueado por una de la llanuras más fértiles del planeta y el caudaloso curso del río Paraná.

   Para ese entonces, y más allá de las gruesas diferencias que existían entre los diferentes líderes políticos sobre el control de los recursos y la organización política del país, reinaba cierta idea de desarrollo capitalista y de los mercados atada a la noción de progreso en el que confluían casi todas las vertientes ideológicas.

   Así lo señala Hilda Sábato en su libro “Historia de la Argentina, 1852-1890”, al anotar que “las controversias no reflejaron posturas ideológicas radicalmente diferentes ni cristalizaron en posiciones inflexibles. Durante las décadas que precedieron el final del siglo, el Estado nunca dejó de intervenir en la promoción de ese progreso asociado a la expansión del capitalismo”.

   En ese movimiento histórico, los muelles rosarinos fueron testigos de la primera exportación de trigo argentino, materializada el 12 de abril de 1878 a través de seis grandes veleros de ultramar que partieron hacia Gran Bretaña llevando 4.500 toneladas del cereal provenientes de Colonia La Candelaria, hoy la ciudad de Casilda.

   Según reseñan los historiadores que siguieron de cerca los primeros desarrollos agrarios santafesinos (como Agustín Zapata Gollán), las primeras plantas de trigo aparecieron ya en la época de Sebastián Gaboto a través de la iniciativa del marinero Luis Ramírez, quien sembró 50 gramos para cosechar 550 gramos en tres meses, en el fuerte Sancti Spiritu, hoy distrito Gaboto, al margen del río Carcarañá.

   La expansión a mayor escala del trigo en Argentina comenzó a partir de 1850, lo que se tradujo a la larga en una profunda transformación del agro argentino a través de la adopción del sistema de la agricultura extensiva.

   Con tierras extensas y fértiles donde todo estaba por hacer, el modelo agrícola pampeano fue apoyado desde los inicios de la Revolución de Mayo, entre otros, por el general Manuel Belgrano, quien consideraba que la agricultura era un pilar fundamental del progreso económico.

   Por su parte, Domingo Faustino Sarmiento, luego de asumir la presidencia de la Nación en 1868, creó el departamento de Agricultura desde donde se apuntaló el proyecto productivo nacional.

Boom del modelo.

Después de los arrebatos de los conquistadores, y ya en pleno proceso de colonización de las llanuras del sur santafesino, el trigo se fue convirtiendo en un cultivo cada vez más frecuente en los establecimientos de la zona.

   En esta historia, un capítulo importante está reservado a la figura de Carlos Casado, un banquero y latifundista de origen catalán que entendió muy rápido por dónde vendrían los negocios en las tierras bañadas por el Paraná.

   Así fue que en 1877 le pidió al gobierno nacional un préstamo para favorecer el desarrollo agrícola del sur santafesino.

   Casado ya contaba con amplia participación pública y privada en el desarrollo de la región, y había sido miembro de la comisión promotora del Ferrocarril Central Argentino y fundador de la Colonia la Candelaria.

   A pesar de su iniciativa y su conocido recorrido en el mundo de los negocios, su solicitud fue desestimada en las instancias gubernamentales.

   En esos años, las finanzas estatales flaqueaban todavía como consecuencia de la crisis mundial desatada en Austria pocos años antes, y que a nivel local se había traducido tanto bajo la forma de una merma importante de ingresos aduaneros, como a través de la retracción de los créditos.

   En ese panorama áspero, y sin posibilidades de financiamiento estatal, Casado buscó en otro lado la chance de agrandar sus horizontes. De esta forma, cuando a principios de 1878 arribaron a Rosario _entonces primer puerto del interior del país_, varios buques de vela que portaban azúcar desde Cuba, buscó al dueño de las naves para preguntarle cuánto le costaría llevar trigo a la ciudad inglesa de Liverpool, o a la escocesa Glasgow.

Un punto de inflexión.

A partir de ese momento, las exportaciones de trigo superaron las importaciones del cereal. En 1891 se llegó al millón de toneladas, y desde 1899 el país se convirtió en un exportador neto, para posicionarse como exportador mundial en 1903, llegando a enviar al exterior 3.600.000 toneladas en 1908, el 36% de las exportaciones totales argentinas.

   La expansión del cereal, que encontró tierras de privilegio en la provincia de Santa Fe, se potenció con el proceso de llegada masiva de inmigración que buscó en buena parte un futuro en la producción agropecuaria, especialmente agrícola.

   La multiplicación de colonos con saberes agrícolas importados de sus tierras de origen, sumado a la construcción y expansión de vías ferroviarias pensadas desde el principio como canales ideales de distribución y transporte de la producción agropecuaria pampeana, contribuyeron para que la Argentina se ubicara con comodidad en el famoso rótulo de “granero del mundo.”

   A finales de la primera década del siglo XX, hacia 1910, el puerto de Rosario concentraba el 25% de las exportaciones de trigo, el 27,9% de las de lino, y el 46% de las ventas externas de maíz.

Trigo candeal.

A partir de 1914, el agricultor italiano Emilio Vassolo introdujo el trigo candeal en su establecimiento cercano a la localidad de Tres Arroyos, en el sur de la provincia de Buenos Aires. Pero la primera Guerra Mundial, a la que siguió el estallido en 1929 de la mayor crisis capitalista de la historia contemporánea, abrió un paréntesis y un signo de interrogación en la expansión del negocio triguero nacional.

   El crack del 29, seguido por un desplome nunca visto de las monedas y de los mercados mundiales, derivó en una fuerte competencia y prácticas proteccionistas por parte de la gran mayoría de las naciones.

   Ante este escenario internacional, el gobierno argentino desplegó una batería de medidas que ayudaron a mantener altos niveles de producción y competitividad, entre las cuáles se destacaron el control de cambios, la devaluación de la moneda en un 20%, y la creación de la Junta Nacional de Granos (que asumió el control de las ventas al exterior, fijó precios básicos, y estableció el pago del 80% adelantado del valor de la cosecha por parte del Banco Nación).

   Esto llevó a un incremento de las exportaciones durante esa década: en 1934, las exportaciones de trigo fueron el 27% de las exportaciones mundiales. En 1939 las exportaciones de granos, incluyendo al trigo, abarcaban el 31% del mercado. Estados Unidos sólo llegaba al 15%, y Canadá al 8%.

http://www.lacapital.com.ar/economia/Los-muelles-de-Rosario-testigos-de-la-primera-exportacion-de-trigo-20130113-0002.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario